jueves, 4 de agosto de 2011

COMENTARIOS DE LIBROS LEIDOS 2011 (DE ENERO A JUNIO)

No es que lea mucho, pues solo lo hago cuando me voy a acostar, para ir cogiendo a Morfeo, antes de que se me escape y no lo encuentre, sería una pesadilla no estar al lado de él.
Para que al ir perdiendo el conocimiento durante esa feliz búsqueda nocturna y no me aplaste la celulosa del papel cuando los libros pasan de cierto grosor o caigan con un golpe seco al suelo del dormitorio, despertando vilmente al vecino de abajo -también algunas tardes-, tengo a mano mi libro electrónico, el Papyre 6.1, antiguo pero perfecto para lecturas de todo tipo de novelas.
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La listilla de novelas leídas, por orden cronológico es:
1. Antes de que hiele, de Henning Mankell
2. Grito en el hielo, de Camila Ceder
3. La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina
4. Cuando éramos mayores, de Anne Tyler
5. El verano del ingles, de Carmen Riera
6. Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami
7. (Martin Beck 05) El coche de bomberos que desapareció, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö
8. La caza del carnero salvaje, de Haruki Murakami
9. El retorno del profesor de baile, de Henning Mankell
10. (Héctor Belascoarán 06) Amorosos fantasmas, de Paco Ignacio Taibo II
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Henning Mankell, Camila Ceder, Maj Sjöwall-Per Wahlöö y Paco Ignacio Taibo son autores de novelas de intriga, los cuatro primeros son autores suecos, y el último autor, español de origen mexicano, o al revés mexicano de origen español.
Las novelas de intriga, policiaca, etc las voy intercalando pues me divierten y relajan en cantidades bastante apreciables.
Antes de que hiele, de Henning Mankell
Grito en el hielo, de Camila Ceder
(Martin Beck 05) El coche de bomberos que desapareció, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö
El retorno del profesor de baile, de Henning Mankell
(Héctor Belascoarán 06) Amorosos fantasmas, de Paco Ignacio Taibo II
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Antonio Muñoz Molina, es un autor que siempre me agradó desde que leí Ardor guerrero, con el tiempo también pasó por mis manos El jinete polaco.
Personalmente creo que La noche de los tiempos es una novela muy trabajada, elaborada, etc. y a pesar de extensa, se me hacia necesaria leer todos los días para ver lo bien construida que estaba y la vida tan dura de todos los personajes en esos años de tragedia.
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Después pase a leer dos novelas menos extensas que La noche de los tiempos; para eso elegí primero Cuando éramos mayores de Anne Tyler.
Escritora americana, miembro (miembra) de la Academia Americana de las Artes y las Letras y no me decepcionó, su forma de escribir es una crónica de los asuntos familiares y cotidianos de manera detallada sobre las costumbres de la forma de vida americana fuera de las grandes ciudades. Fue finalista y ganadora del premio Pulitzer.
La novela no era tan corta, pero se me fue haciendo pequeña a medida que iba avanzando en ella.
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La segunda fue El verano del inglés de Carmen Riera, escritora mallorquina y catedrática de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Nunca había leído nada de ella y al principio pensé que sería un poco tortura, pero como casi siempre se aprende algo interesante.
En este caso, El verano del inglés es una descripción humorística y terrorífica (difícil compaginar ambas cosas), con mucha ironía sobre el intento de aprender ingles de los "acomplejados idiomáticos" de los españoles.
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Por último me decidí por leer una novela de algún autor del "Sol Naciente", como se conocía a esta zona del planeta cuando yo estudiaba en la NO-ESO, para ello elegí Haruki Murakami, y entre sus novelas la primera fue Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, leí la reseña y me embarque en la lectura, su lectura me recordó un poco-mucho a la Literatura imaginativa-fantástica Latinoamericana. Alargue la novela todo lo que pude, para que nunca" acabara.
Como me quede con gana de más lectura de este escritor -creo que futuro premio Nobel- , aunque no le gusten mucho los actos públicos; me fijé en La caza del carnero salvaje y no me decepciono.
Aquí termina la crónica de lo leído por un pájaro aburrido que da vueltas......., como un carnero salvaje.
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RESEÑAS DE LAS NOVELAS:

Antes de que hiele, de Henning Mankell

En 1978, en la localidad de Jonestown (Guyana), murieron todos los seguidores de una secta, liderada por un hombre llamado Jim Jones, en lo que parecía un suicidio colectivo; la noticia dio la vuelta al mundo en las primeras planas de todos los periódicos. En el año 2001, cuando ese terrible suceso ya ha caído en el olvido, Linda, la hija de Kurt Wallander, regresa a Ystad para, en unos días, iniciar su trabajo en la policía. Al tiempo que empiezan las desavenencias con su padre, Linda se integra en la vida cotidiana de Ystad y reanuda sus viejas amistades con dos jóvenes, Anna y Zebran. De pronto, Anna desaparece misteriosamente. Poco después, en los bosques de los alrededores de Ystad, Linda, junto a su padre, hace un descubrimiento aterrador: una cabeza de mujer, degollada, y dos manos unidas, seccionadas; del resto del cuerpo no hay el menor rastro. Y Anna sigue sin aparecer. Es el comienzo de un nuevo y trepidante caso al que se enfrentarán juntos Kurt Wallander y su hija Linda, quien, en el curso de la investigación, conocerá al agente Stefan Lindman (el protagonista de El retorno del profesor de baile), que le causará muy buena impresión.
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Grito en el hielo, de Camila Ceder
“Una fría mañana de diciembre, el pequeño pueblo de Björsared, en la costa oeste de Suecia, se convierte en escenario de un crimen. En la explanada de su taller de mecánica, Lars Waltz yace asesinado con signos de haber sido atropellado brutalmente. Para Seja Lundberg, testigo ocasional, periodista en ciernes y aspirante a escritora, hay algo que no encaja. Algo que la obligará a zambullirse en su propio pasado en busca de las claves necesarias para resolver un enigma que la va absorbiendo poco a poco.
Cuando su investigación se cruza con la del comisario Christian Tell y su equipo, la vida de ambos se ve envuelta en una espiral tan desconcertante como peligrosa. La única salida: ser más rápidos que los deseos de venganza que se esconden bajo el hielo.”
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La noche de los tiempos, de Antonio Muñoz Molina
Una gran novela de amor ambientada en el año previo al estallido de la guerra civil española. Un día de finales de octubre de 1936 el arquitecto español Ignacio Abel llega a la estación de Pennsylvania, ultima etapa de un largo viaje desde que escapo de España, via Francia, dejando atrás a su esposa e hijos, incomunicados tras uno de los múltiples frentes de un país ya quebrado por la guerra. Durante el viaje recuerda la historia de amor clandestino con la mujer de su vida y la crispación social y el desconcierto previo que precedieron al estallido del conflicto fratricida. Por ella transitan personajes reales (Negrín, Moreno Villa, Bergamín…) y personajes de ficción, tejiendo una red colectiva que contextualiza la vivencia personal de un solo individuo y convirtiendo la narración en una sinfonía de asociaciones y sugerencias, en la caja de resonancia de toda una época.
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Cuando éramos mayores, de Anne Tyler
Aunque las patas de gallo ya crezcan junto a sus hermosos ojos, aunque decenas de hijas, hijastras, nietos y tíos aseguren que ya no queda tiempo para emprender un nuevo camino, Rebecca no acepta convertirse para siempre en una persona que no es ella. Ya no le basta con reinventar la cocina tradicional en su salón de banquetes o cuidar de niños que nunca la llamarán abuela.
Rebecca necesita adueñarse de su futuro. Y retoma los estudios que abandonó el día de su matrimonio, se apunta a un gimnasio, compra ropa interior de seda, se atreve a descolgar el teléfono y a marcar un número que creía olvidado.
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El verano del ingles, de Carmen Riera
¿Habla usted inglés? ¿Recuerda qué método utilizó para aprenderlo? O quizá aunque lo ha intentado muchas veces nunca ha conseguido pasar de I love you. Pero tanto si es usted ignorante como especialista en esa lengua esta novela le interesará y se sentirá cómplice de Laura Prats, su protagonista. Una agente inmobiliaria que, cansada de comprobar que el desconocimiento del inglés le impide ascender profesionalmente, decide sacrificar las vacaciones de agosto para hacer un curso intensivo.
Instalada en el caserón solitario de su profesora, la peculiar Mrs. Grose, pronto descubre que el método utilizado por ésta va más allá de la férrea disciplina. La convivencia de las dos mujeres genera una tensión que nos arrastra primero a la intriga y luego al terror. El verano del inglés nos atrapa desde el primer capítulo, sin abandonar el libro hasta que llegamos a la última página, divertidos por las dosis de humor y a la vez horrorizados por las consecuencias del «método Grose».
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Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Haruki Murakami
Tooru Okada, un joven japonés que acaba de dejar voluntariamente su trabajo en un bufete de abogados, recibe un buen día la llamada anónima de una mujer. A partir de ese momento la vida de Tooru, que había transcurrido por los cauces de la más absoluta normalidad, empieza a sufrir una extraña transformación. A su alrededor van apareciendo personajes cada vez más extraños, y la realidad, o lo real, va degradándose hasta convertirse en algo fantasmagórico. La percepción del mundo se vuelve mágica, los sueños son realidad y, poco a poco, Tooru Okada deberá resolver los conflictos que, sin sospecharlo siquiera, ha arrastrado a lo largo de toda su vida.
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo pinta una galería de personajes tan sorprendentes como profundamente reales. El mundo cotidiano del Japón moderno se nos aparece de pronto como algo extrañamente familiar.
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(Martin Beck 05) El coche de bomberos que desapareció, de Maj Sjöwall y Per Wahlöö
Una extraña concatenación de suicidios y accidentes acaba con la vida de los miembros de una banda de vulgares ladrones de coche. Uno de ellos yace muerto sobre la cama, hecha y limpia. Dos policías rompen la cerradura y penetran en la casa. Tan sólo hay dos palabras escritas junto al teléfono: Martin Beck. El inspector-jefe de la Brigada de Homicidios de Estocolmo ignora qué hace esa anotación con su nombre en aquella habitación.
A pocos kilómetros, uno de sus hombres está a punto de convertirse en héroe, Gunvald Larsson. A medianoche el edificio que vigila salta por los aires. Cuatro muertos y un sinfín de heridos que saca del fuego con sus propias manos. Dos ladrones y dos prostitutas han fallecido. Uno ya lo estaba mucho antes de las llamas. Otro suicidio. ¿Qué está pasando? El rastro de uno de los fallecidos le conduce hasta una banda internacional de tráfico de coches robados. Pero, ¿qué tiene que ver Martin Beck? ¿Quién es el exterminador?
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La caza del carnero salvaje, de Haruki Murakami
El narrador, un desencantado treintañero, superviviente de su propia juventud, tiene con un socio más o menos alcohólico, una pequeña agencia de publicidad y traducciones. Se ha divorciado y ha conocido a otra mujer -una modelo publicitaria de orejas, prostituta ocasional y correctora tipográfica- que le seduce precisamente por la perfección absoluta de sus orejas.
En una de sus campañas publicitarias ha publicado una fotografía aparentemente sin importancia: un rebaño de ovejas con un idílico fondo de montañas nevadas, y entre ellas, un carnero. Pero esta imagen banal pondrá al protagonista en el punto de mira de un poderosísimo grupo industrial, verdadero imperio económico y también político. El emblema de ese grupo es precisamente el carnero de la imagen, pero éste es un animal que no puede aparecer en ninguna fotografía tomada de la realidad, porque no existe. Y a partir de aquí, el narrador, acompañado por su amante, se verá lanzado a una ardua investigación, digna de las mejores novelas policíacas americanas: antes de un mes debe encontrar el lugar donde fue hecha la fotografía y el animal que aparece en ella. Si no lo hace no sólo llevarán a la ruina a su pequeña agencia; también le convertirán en un paria en su propia sociedad.
El grupo del carnero es lo bastante poderoso como para poder aniquilarle económica y socialmente. Y corresponde al lector internarse, junto con los protagonistas de la fascinante novela de Murakami, en esta contemporánea búsqueda de un Grial nada santo, el carnero mítico que, cuando es mirado por alguien a quien él elige, posee al desprevenido espectador, convirtiéndole en su morada y su instrumento. Un carnero que -dice la leyenda- se apoderó de Gengis Khan y que tal vez no sea más que la encarnación del poder absoluto.
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El retorno del profesor de baile, de Henning Mankell
En diciembre de 1945, un avión británico aterriza en Bückeburg (Alemania) y de él desciende un misterioso hombre; se dirige a la prisión de Hamelin, donde están encarcelados doce criminales de guerra alemanes, con una siniestra misión.
Cincuenta y cuatro años después, en Suecia, Herbert Molin, un policía ya jubilado que vive apaciblemente en el pueblecito de Härjedalen, es brutalmente asesinado; además, la policía descubre alrededor del cadáver huellas sanguinolentas muy extrañas, como si alguien hubiera ejecutado en torno a él unos pasos de baile.


Un antiguo compañero de Molin, el joven Stefan Lindman, pese a que no está en muy buenas condiciones de salud, decide viajar a Härjedalen para averiguar lo ocurrido. Sin embargo, poco a poco descubrirá sospechosas conexiones entre el asesinato de Molin, los colaboracionistas durante la segunda guerra mundial y los grupos neonazis de la actualidad. Para Lindman ya no habrá marcha atrás: cada pista lo incitará a seguir investigando para dar con la verdad y atar todos los cabos.
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(Héctor Belascoarán 06) Amorosos fantasmas, de Paco Ignacio Taibo II
Un viejo campeón de lucha libre aparece asesinado. Una parejita de adolescentes se une en un pacto suicida. Estas y más sorpresas habrá de descifrar en este emocionante libro el detective más conocido de la narrativa policiaca mexicana: Héctor Belascoarán Shayne.
Amorosos fantasmas -sexta novela de la serie Belascoarán- anuda en este libro la violencia y la melancolía: dos enigmas que un detective tuerto, duro e inolvidable intentará resolver.
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Nota: Para mi compañero y gran maestro D. Víctor.

miércoles, 16 de febrero de 2011

LOS ZAPATOS MÁS CAROS DEL MUNDO

   
   La creencia general es suponer que los zapatos lujosos son los más caros del mundo, y todo el mundo opina que se venderán en Paris, Roma, New York,... y que serán comprados por jeques árabes, archimultimillonarios, artistas de fama galáctica, etc.

   Apreciable error, los zapatos que en su día tuvieron ese honor se vendieron-compraron en mi ciudad, el lugar donde vive mi "gente". Personas de clase media-baja − trabajadora −, pero con unos principios esenciales que nos inculcaron nuestros progenitores, basados en una frase que nos decían permanentemente, ir siempre por la vida con "respeto, vergüenza y educación".

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   En mi ciudad existen tiendas donde iban esas familias de clase....., "con educación y vergüenza", que viven de su trabajo y nunca serán archimultimillonarios de dinero, pues tienen un lema de toda la vida que dice: nadie se hace de esa calaña trabajando.

   En una de esas tiendas fue vendido el par de zapatos más caro del mundo. Tenían nombres diferente a Ferragamo, Blahnik, Louis Vuitton, Gucci, Armani, Bulgari, etc..., pero igual de atractivo para el marketing local, La Meca (3 por 2), especialista en pantalones, sobre todo de campana; Montañez, su especialidad era el vale, "lleva un vale, compras y luego pagas" y en zapatería la exclusiva ¡¡¡ Los guerrilleros !!!, en teoría, la versión china de las tiendas actuales, pero sin chinos.

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Cuando te comprabas unos zapatos con mucho cariño y para llegar a un lugar donde "impresionar", dar la nota, etc..., ibas a esa famosa zapatería. Tu poder adquisitivo era tal que podías hacer ese esfuerzo económico.

     Hace algún tiempo, un amigo íntimo me contó el extraño fenómeno que le ocurrió con un par de zapatos comprados en esa exclusiva zapatería pues los precisaba para hacer un viaje de negocios de gran trascendencia para su futuro.

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   Esta es, de manera concisa, la trayectoria de los zapatos más caros del mundo.

     Se los compró a las 11 a. m. en la famosa zapatería, se los plantó en la misma tienda y marchó en dirección a la estación central de ferrocarriles de la localidad en cuestión, que dista aproximadamente unos 800 metros de la zapatería.

     A las 12:00 h subió al tren que lo trasladaba hacia la ciudad de las Ciencias y las Artes. Llegó a ese primer destino de tránsito aproximadamente sobre las 20:00 h; después de cenar se acercó al puerto de Valencia para coger el barco que lo trasladaba a Palma de Mallorca.

     El barco salió a las 23:00 h, durante la travesía se descalzó para poder acostarse y dormir placidamente. En sus sueños se veía llegando a su destino y dando "la nota" en la reunión tan importante que tenía. En esa época la navegación duraba nueve horas, es decir que a las 8:00 h aproximadamente atracaba el buque en su destino final.

     La recepción con sus jefes de zona era a las 10:00 h, con lo cual le daba tiempo a desayunar tranquilamente y coger un trasporte hacia su destino.

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   Recuerda que, al bajar del taxi, que lo había dejado frente al centro de reuniones, notó que no podía despegar los pies del suelo. Lo primero que pensó:

     Habré pisado algo extraño durante el camino que me deja inmovilizado o los nervios del momento no me dejan proseguir.

     Al mirar a la superficie de la Tierra en la cual estaba pisando en esos momentos, notó que como por arte de magia, sus pies salían de los zapatos e iban en otra dirección que las suelas de los mismos, − creía que estaba soñando −, no podía ocurrir tal cosa. Intentó que sus pies pudieran gobernar el timón de los zapatos y que fueran donde él les indicaba, pero aquellos zapatos no estaban conectados con su cerebro y por supuesto ni con sus pies.

     Intentó de nuevo hacer un giro a la izquierda o sea "zapateriano", pero imposible, él se iba hacia ese lado pero las suelas no respondían.

     ¿Qué había ocurrido?

     ¿Era posible que en menos de 24 horas no respondieran a sus órdenes?

     Su sistema nervioso-simpático reaccionó rápidamente sobre el antipático par de clic-mecano-zapatos, y mediante la complaciente actuación de la gravedad de la Tierra y desagradable gravedad del momento, los hundió con todo su peso sobre el terreno que pisaba y arrastrándose como un caracol, hizo lo que pudo en aquella situación.

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     Si ajustan la relación precio/tiempo de duración, podrán comprobar que el factor que sale es inigualable por cualquier zapato fabricado por seres humanos.

     Ese "factor", que podríamos llamar X, es lo que indica que ese momento fue único. Esa joya insuperable de la zapatería ¡¡¡ Los guerrilleros !!!, es decir, el par de zapatos más caro del mundo, reposan desde entonces en el fondo de la bahía de Palma (R.I.B.P.). En realidad, creo que mi amigo descanso bastante más.

    
   Nota: El lema de venta en esa tienda es:

¡¡¡ NO COMPRE AQUÍ !!!
VENDEMOS MUY CARO

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     P. D.: Desde entonces y ya hace de esto más de un cuarto de siglo, mi amigo jamás ha entrado en esa zapatería y cuando pasa cerca de ella una descarga eléctrica que llega hasta sus pies, le recuerda la ocasión en la que disfrutó por casi un día de "los zapatos más caros del mundo".

sábado, 8 de enero de 2011

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN

A los profesores/as nos obligan a hacer unos cursillos de formación de un sitio de siglas CEP, (Como Escaquearse Pronto), donde hay otros “elementos” de la enseñanza, que se supone que son los más sabios de entre todos/as, pero que se introducen en ese CEP, para no estar en contacto con la MUGRE (Muchachos/as Unidos y GRE no se lo que es, tendrá algo que ver con los “gusanitos”, también puede significar MUchachos del GREmio o en inglés con la lengua la revés, GREmio de MUchachos/as), o séase evitar el peligro de dar clase a los alumnos/as.

En uno de esos famosos cursillos de nombre: Trastornos de ansiedad, estrés y depresión en la adolescencia, -el ponente que lo impartía no era del CEP-, la realidad de los profesores/as-alumnos/as del cursillo hizo que la situación acabase degenerando en una terapia de grupo, el 99% de los presentes empezaron a contar sus situaciones personales (ni que decir tiene que la mayoría estaban en primera “línea de choque” de los centros de educación secundaria, donde los más antiguos -veteranos/as- no van ni de paseo).

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El ponente, a la vista de lo que tenía enfrente, empezó a preguntar uno por uno su situación actual, vivencias en el sistema educativo, etc, y en consecuencia, cambió el rumbo del cursillo.

Las quejas y lamentos eran del tipo: no podemos dar clase, necesitamos 20 minutos para callar a los alumnos/as, me faltan al respeto, así no se puede dar clase (en ese momento empezó a interesarme el famoso cursillo del CEP).

Una de las quejas más elocuentes -por su famoso tono de voz y forma de expresarse- fue la del señor Muñoz, que dijo: y lo peor son los padres, sobre todo a final de curso.

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Ya conocía al señor Muñoz de cuando hizo las prácticas del CAP (Curso de Alumnos-Profesores) en mi centro de trabajo –este curso es obligatorio para las personas que deseen impartir la docencia–, hacía de eso unos 5 años, y de pasar por los pasillos de instituto, me sonaba su cara.

Unos tres años después fue a hacer una sustitución (situación que se da cuando un profesor/a esta de baja y una vez transcurrido 1 mes, mandan a alguien para que los alumnos/as no pierdan conocimientos), y fue entonces cuando los alumnos me contaron que se descojonaban con el nuevo y que se había presentado como “El señor Muñoz”. Una de las frases típicas de “El señor Muñoz” cuando tenia que subir para impartir clase -no se puede decir dar clase-, era: A LAS TRINCHERAS.

Para “El señor Muñoz” las clases eran un suplicio, pues cuando acababa el horario de “trincheras”, estaba agotado, derrotado y con una sensación de no haber hecho el trabajo correcto, cuando llegaba a la sala de profesores, su sensación era equivalente a haber atravesado el desierto (sin camello) y se tenia que reponer bebiendo varios vasos de agua e intentando retomar las pulsaciones normales.

Los alumnos, después de los primeros días me contaban los dislates que cada uno observaba y yo les decía: simplemente es un profesor diferente, me dais vuestra opinión dentro de unos días. A las dos semanas (que es normalmente el tiempo de adaptación de profesores a alumnos y viceversa) me contaban que se lo pasaban estupendamente con él (o como dicen ellos “de puta madre”), aunque sin el saberlo, le tomaron cariño pues las clases eran divertidas para ellos y se les pasaba la hora más rápidamente -en realidad no siempre 1 hora de clase son 60 minutos para los alumnos, unas veces es más “time” y en este caso de “El señor Muñoz” eran muy cortas-.

Aquel curso del CEP cambio radicalmente de nombre en mi cerebro (conciente–subconsciente) a partir de esos 30 minutos que el ponente se dedico a hacer más distendida la “clase” de las 4 de la tarde (ese es el horario en que los profesores/as fuera de su jornada laboral, tienen que formarse; de esto último nunca habla nadie, ni administración, ni APAS, AMPAS, –que no HAMPAS–, etc., ni como decía un amigo de carrera: ni S. C. J.), se llamaría “Trastorno de ansiedad, estrés y depresión en los profesores/as con la adolescencia”, pues se notaba que todos estaban hechos polvo (por favor, no confundir esto último).

Cualquiera de los padres de adolescentes al leer esto último, pensarían: que blanditos son los “profes”, para lo que hacen y con lo que ganan, (primer pecado capital de los españoles: ENVIDIA), a continuación pensarían o dirían en conversación con su vecino más próximo en el bar del barrio, justo en el momento que su hijo/a le pide un euro para la merienda, –la dietética bolsa de gusanitos–, que para trabajo: en el tajo (u séase la obra); y después vendría la perorata de ese padre de menos de 50 años, que el no pudo estudiar porque se tuvo que poner a trabajar muy jovencito, no como esos profesores que lo único que hacen es quejarse. (Y pensando: panda de vagos, todo esto después de 3 cervezas, por lo menos).

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Después de esta reflexión, que no tiene que ver nada con la habilidad del ponente del curso de formación/deformación del CEP, me llega el turno de responder al ponente sobre la pregunta que hizo al comenzar la clase (situación actual, vivencias en el sistema educativo, etc, de cada profesor/a) y le digo que yo nunca he tenido ningún problema en el aula con los alumnos (como diría “el señor Muñoz” en veintitantos años en las trincheras); el ponente me mira con cara de circunstancia (entre asombrado y desconcertado, pensando: este miente como un bellaco), cosa que yo me esperaba a la vista de cómo estaba el patio.

A continuación, me dice que me explique (cosa lógica).

Comienza la típica diatriba de las 4:30 h de la tarde, donde normalmente el personal se traspone y queda totalmente aletargado para escuchar de forma automática lo que le comenten:

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Le digo si quiere que le cuente como van mis clases, a lo cual dice que si. Los demás profesores/as del curso me miran con cara incrédula. En ese instante antes de empezar a relatarlo, levanta la mano un compañero del IES donde yo tenía la plaza de profesor (pues yo estaba desplazado de mi centro, –por motivos que no vienen al caso a este relato– al IES “Litoral”) y reafirma lo que yo había insinuado, de que yo nunca había tenido problemas con los alumnos/as, sino todo lo contrario.

Lo primero que le digo al ponente es que los alumnos, son niños en todos los sitios, y que hay que tener en cuenta una serie de argumentos a la hora de dar clase.

Hoy día debido a la presión de padres, politiquillos, soplagaitas, etc, las escuelas se han convertido en auténticos barracones carcelarios para algunos/muchos niños.

Debido a este sistema actual, hay que intentar que la relación con el profesor/a sea de tal forma que aquello no parezca una cárcel, jungla, selva, etc, y que aprendan de manera que se diviertan (cosa que no es fácil) y el tiempo de estancia allí sea o parezca divertido.

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Paso a relatar una serie de condicionantes a la hora de dar clase.

• Lo primero es no olvidar que todos hemos pasado por esa edad e intentar recordarla siempre.

• Les digo que en mi clase no impongo ninguna regla del tipo: no se habla, no se come, no se grita, no se........ Se tienen que comportar como lo harían con su familia o grupo familiar, el comportamiento que de ellos esperan sus padres, abuelos, amigos, etc..., es decir, de su hábitat natural.

La única norma es el respeto a los compañeros y por supuesto al profesor/a.

• La clase ha de ser participativa, y aquí viene el problema. Hay varios tipos de alumnos (en realidad, tantos como hay en cada clase).

• El primer día de clase, me dedico a hacerles preguntas del tipo: edad, (te informa si ha repetido o ha tenido problemas en esta forma de sistema educativo), número de hermanos (te da la relación en sus casas, si esta mimado o no, etc.), que asignatura te gusta más y cual menos (indica que profesor les daba mejor las clases en primaria, si ocurre por ejemplo que todos odian el inglés: puede significar que en este país se dan los idiomas como siempre), que te gustaría ser de mayor (aquí hay de todo, y pueden saltar sorpresas y se ve la habilidad del “profe”) aficiones deportivas o extraescolares y alguna más que el grupo te motive en esa relación/dialogo ─ alumnos/profesor.

Durante el relato, igual que observo a los alumnos en clase, estoy viendo perplejos a la concurrencia.

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Con este sistema de clases continuas de 6 horas seguidas con un recreo de media hora para descansar, desayunar, relajarse, etc., no es lo mismo dar clase a primera hora (casi todos dormidos, sin desayunar, después de acostarse a las 2 o 3 de la mañana jugando a videojuegos, o saliendo de juerga los niños de 13-14 años en esta “querida España”, etc..), los alumnos con esas costumbres plantean el primer problema: o llegan tarde a clase o simplemente no aparecen por el centro hasta la segunda o tercera hora, sin justificación paterna (o materna, o de la abuela, etc).

Entre la primera y la segunda hora a los niños (para las niñas todavía es temprano para alimentarse, pues le dan arcadas –aquí yo siempre les explico el porque la media de la estatura española de los niños se acerca a la europea y las de las niñas sigue igual que hace 30 años) salen corriendo para pedir “un alimento” en la cafetería del centro. Ya tenemos el primer problema del sistema.

Al llegar tarde a la segunda hora, la mayoría de los profesores/as que están enfrentados con el jefe de estudios, director, o porque ahora que te pillo, te tengo cogido…, sin darse cuenta que al alumno le da exactamente igual y se va tan pancho al aula de estudio, –una especie de celda de castigo–, donde de un día para otro cuando los alumnos no empatizan con los profesores/as que dan clase a esa hora, llegan tarde a propósito y quedan en verse en el aula de estudio pero sin libros, como siempre, y de esa forman trasladan su trabajo a los profesores/as de guardia (cuya misión real es sustituir al que falta por enfermedad u otra causa).

Consecuencia: cuando el que expulsó al alumno o no lo dejó entrar en clase esta de guardia, el profesor/a que antes estuvo de guardia y esta dando clase y se entera que el anterior esta de guardia, recurre a la misma maniobra, expulsa de clase a algún alumno por un motivo ridículo, absurdo, nimio, aparente o evidente, etc, para que el que le pasó la “pelota” en su hora de guardia, se agobie y se mortifique para su siguiente clase.

Con esto se consigue crear un entorno de hipocresía total en el cual se van agriando los caracteres del personal y fastidiándose unos/as a otros/as, llegando a un ambiente encrespado entre profesores sulfurados –todo esto puede durar una eternidad–.

Pero aún es peor si un profesor/a no expulsa nunca a ningún alumno/a, pues a ese individuo es al que más rencor y hostilidad enconada le tienen (aunque lo disimulen) ese tipo de “compañeros/as”

Los alumnos se van dando cuenta perfectamente de todo esto y al tener empatía con un profesor/a te preguntan disimuladamente: “al profesor/a fulanito cuando te nombramos en clase se le cambia la expresión”, normalmente tu le dices “es que tiene un mal día” o alguna cosa por el estilo.

La tercera hora es la de la impaciencia, los alumnos/as empiezan a tener hambre, pues llevan doce horas sin comer (más o menos) y 10 minutos antes de terminar la interminable hora de clase, sobre todo si es un tedio de asignatura o “profe”, provocan una situación para que los expulsen y así llegar antes a la cafetería. (Aquí descarto aludir al porvenir de los alumnos/as......, –era políticamente incorrecto–)

No voy a contar las tres últimas horas de clase ─ son las más difíciles para cualquier profesional de la enseñanza ─, pues seria extenderme demasiado para este relato que me han pedido varia veces que documente y nunca he querido narrar, sobre una parte de la realidad actual de las personas (alumnos y profesores) en un supuesto moderno IES.

Las mentes pensantes y más lucidas (u séase los rateros más rastreros y bobalicones del sistema, los alérgicos a la tiza) dice que deben de estar obligatoriamente hasta los 18 años. Normalmente son todos los que se escaquearon de la “mili”, pero que quieren 18 años de “mili escolar” obligatoria, bajo pena de….

El principal temor de los alumnos es no aprobar el curso escolar, es un miedo que se acentúa con el tiempo de estancia en este sistema educativo y llega al extremo final sobre los dos últimos años de permanencia en este sistema, en el cual muchos alumnos pasan de todo, pasan de respeto, pasan de estudiar, pasan de…..

Algunos profesores/as tienen la creencia (errónea) de que las notas es el arma/escudo/instrumento para “machacar” a los individuos que les “fastidian” la clase. Esta dualidad notas-machacar llevadas a este extremo es lo que agudiza la mala relación en la clase (alumno/alumno y alumnos/profesores) y a medida que transcurren los días del curso la situación esta mas enconada. Solución: Expulsar a los alumnos/as. (Mandarle el problema y su solución a otro, es una actitud típica y generalizada en este país)

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• El segundo día de clase se comenta como se puede superar la asignatura: y se les dice que trabajando en clase y con el comportamiento. (Ellos no saben que comportamiento y trabajo van unidos)

• Todo aquel que trabaje en clase aprobara, y si le cuesta más que a otro, sino aprueba, se les dice “yo me encargaré de que apruebe”.

• La disposición de los alumnos en la clase debe de contemplar varios objetivos: Que estén compenetrados con los compañeros de pupitre. Se intentara poner al alumno/a que les va mejor este sistema actual (los llamados listos) con los que se quedan atrás, de manera que tengan una colaboración entre ellos/as. Normalmente de primaria vienen con ese convencimiento o conducta.

• Los alumnos con dificultades se deben situar lo más cerca posible del profesor/a (en las primeras filas). Generalmente se hace todo lo contrario. (Atrincherarlo en el fondo, como una especie de castigo, con lo que el problema continúa y se agudiza. No se intenta solucionar).

• Los sucesivos días de clase se seguirá una programación adecuada a cada grupo en concreto, intentando que sea lo más homogénea en cuanto a contenidos, pero diferente en la forma de intervención-actuación en el aula, pues cada grupo esta formado por alumnos/as-personas diferentes que al relacionarse entre ellos dan lugar a una heterogeneidad distinta, que hace que el profesor/a se relacione con ellos de forma diferente para conseguir una misma finalidad: la actitud positiva ante el trabajo, con miras a unos logros tangibles para cada individuo.

• A medida que van pasando los días la relación con la mayoría de los alumnos será positiva, y a aquellos alumnos que vienen con problemas heredados de años anteriores se les debe prestar una mayor atención y tener con ellos una relación más empática, lo cual será siempre agradecido por la persona..

• La actitud del profesor/a debe de ser en todo momento: clara, positiva y de respeto a los alumnos/as. Debe de ayudar a los alumnos que más dificultades presentan –ya sea por problemas de capacidad, físicos, psíquicos, o de cualquier otro tipo– sobre todo a la hora de superar las pruebas de control o evaluación, e incluso la corrección del trabajo en clase, que cuando tengan ejercicios bien realizados puedan demostrar en la pizarra, etc., que ellos/as también saben hacer las cosas bien y sin temor.

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Después de mi intervención a la pregunta del ponente del curso en horario de somnolencia –16 h. a 20 h.– . “Trastorno de ansiedad, estrés y depresión en los profesores/as con la adolescencia”, les termino diciendo que yo he venido al curso del CEP porque creía que era otra cosa y no una terapia de grupo, a partir de esa expresión, el personal me mira de forma incrédula y sus mentes me van diciendo:

• Este es un individuo, espécimen humano o extraterrestre, etc., que ha traído el ponente para que nos traguemos el curso.

• Menuda necedad esta contando, eso no se lo cree ni su padre. (mente de los más finos/as)

• ¿En que trinchera habrá estado, seguramente nunca ha dado clase? (mente del “señor Muñoz”).

• Algunos/as dudaban entre creer lo que había contado o no. En esos profesores/as había una pequeña duda, pues todo estaba contado con gran realismo y convicción. (Eran la gran mayoría)

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En ese instante, intervino un compañero del mí centro de secundaria-bachillerato-etc., profesor de inglés, e hizo el siguiente comentario solemne:

Paco nunca ha tenido ningún problema en las clases, ni con los “peores grupos” y además todos los alumnos lo quieren.

Confirmando todo lo anteriormente planteado y a la vez propuesto.

En ese instante por la mente de algunos/as de los asistentes al extraño curso, transitó la insólita idea: Aquí hay varios extraterrestres.

Continuara.......