Son
las 7:00 h del día 4 de mayo, me he levantado a esta hora pues tenía ganas de
contar como empecé en este asunto tan bonito como es leer (y no tener, ni
poder).
Mi
primer recuerdo sobre la lectura es la visión de mis tíos leyendo las novelitas
del oeste de “Estefania”. Gracias a Google y a mis recuerdos ahora se que las novelitas eran
en realidad de Marcial Lafuente Estefania (Marcial
Antonio Lafuente Estefanía Toledo, 1903 - Madrid, 7 de agosto de 1984,
escritor español, autor de populares novelas del Oeste). Tendría
aproximadamente 6 años, que era esa edad en la que se hacia la primera comunión
(te daban la primera hostia, y después de esa venían el resto pero con h “mayúscula”
–como la vida misma–)
Lo
siguiente que se podía leer eran los tebeos, que conste que uno de mis
primos ya con esa edad leía libros (tipo el Quijote, etc.) o eso me decía mi
padre y otros mayores de la familia.
De esa serie de tebeos recuerdo: Hazañas Bélicas,
TBO, El Capitán Trueno, El Jabato, El Guerrero del Antifaz, los que publicaba
la editorial Bruguera, etc.
* * *
Los
primeros tebeos en color que recuerdo me los trajo mi madre de la casa donde
trabajaba por horas. La señora de la casa se los dio pues seguramente sus hijos
habían crecido lo suficiente para dedicarse a otros menesteres. Estos tebeos tenían
unas viñetas (por supuesto en color), donde contaban una aventura de dos amigos
indios durante la prehistoria (seguramente el Jurasico),;mezclaban a estos
personajes con dinosaurios, como los pterodáctilos (Pterodactylus
significa "dedo alado”) que eran reptiles voladores, y también salían el
Tiranosaurio Rex, el Diplodocus, etc. (Encontré la portada en un portal virtual, gracias a Internet).
En
esa época me aficioné un poco a estas palabras raras que no se escuchaban en mi
barrio y a aprender todo aquello que me resultase raro o extraño, por decirlo
de alguna manera.
* * *
A
principio de los años 70, me dedique a leer unos tebeos que ponían en su
cabecera algo así como MARVEL COMICS GROUP; eran en blanco y negro (creo que la
portada-acartonada era en color), con unos dibujos muy buenos, y gracias al
intercambio de tebeos pude coleccionar series como Spiderman, Los Cuatro fantásticos,
La Masa, y leer el resto: Patrulla X, El Capitán America, Namor (príncipe del
mar, con sus alitas en los tobillos), Thor, y llegue a leer un tebeo de un
superhéroe, llamado Spider (no Spiderman), con unos gráficos muy españoles, pero
nunca los volví a encontrar.
La
pregunta lógica era como en mi barrio entraron esos cómics tan caros, la
explicación es fácil: me lo propuse. A la gente un poco mayor que yo, le gustaban esos
tebeos pero no tenían tiempo para ir a comprarlos (seguramente esto último no se
lo cree nadie hoy día), trabajaban todo el día y además no sabían donde
conseguirlos. Yo me encargaba de comprar, cambiar –había portales de cambio,
auténticos portales de bloques y casas, no portales de Internet–. Esos lugares
estaban lejos del barrio y yo me dedicaba a conseguir esos tebeos que a todos gustaban durante las mañanas del verano y los
días que no había colegio –que eran bastantes más que ahora, y eso que los
sábados por la mañana teníamos clases–.
Entre
esos niños mayores recuerdo a Paquito Carrasco, al famoso Pino, y a Dieguito. “el
portugués”; este último era el campeón del barrio en carrera. Cuando competíamos
como hacen los animales salvajes, Dieguito era el primero en llegar a la casa
de campo y volver (La casa de campo era un deposito de agua en el campo), el
segundo era mi amigo Pedro que era de mi edad, pero en realidad era el más
rápido.
La
lectura de cómics, tebeos y revistas de similares características terminaron
cuando la mayoría de ellos empezaron a trabajar (14-15 años) y las hormonas
hicieron el resto; éramos jóvenes del barrio.
Dieguito
“el portugués” no llegó nunca a leer libros, pues tuvo la mala suerte de
ahogarse en el río, se mareó cuando estaba nadando y perdió el conocimiento, lo intentaron sacar los amigos que estaban con él, pero no se pudo hacer nada.
A la
lectura de libros, no llegó nadie, el motivo: simplemente no existían en ese
universo.
Comentario:
Estas líneas están dedicadas a los niños como Dieguito, Pino, Paquito, Pedro
y a todos los del barrio que les gustaba leer y no pudieron (por los motivos
que fuesen).