lunes, 15 de octubre de 2012

Un ángel ha estado entre nosotros

Cuando conoces en tu vida a una persona como Sofía, sabes porque el mundo existe y seguirá existiendo, y no gracias a reyes, nobles, políticos, científicos, y gentes similares, sino que el ser humano debe vivir siempre, gracias a personas como Sofía.
 
Sofía no es La Reina, no había nacido Reina, pero era más, por todas las cosas que hacia –siempre positiva-; todo sus actos eran realizados con AMOR en mayúscula, delicadeza, tacto, elegancia y respeto a los demás. Siempre se ponía en el lugar de los otros/as.
 
La conocía de vista en la época de la facultad, cuando éramos jóvenes, a finales de los 70 y principio de los 80. Era la hermana de dos compañeros de carrera: Loli y Carlos. Loli era compañera de clase y es muy parecida en carácter a Sofía.
 
Nos relacionamos con más intensidad por motivos de trabajo. Sofía fue maestra durante muchos años y quiso conocer el mundo de los institutos (Carlos ya daba clase en ellos) y se preparó y aprobó las oposiciones de secundaria y paso a ser “maestra” de secundaria. -Como nos decían los niños durante los dos primeros años que estaban en el instituto-.
 
Recuerdo que el día que eligió destino en la Delegación de Educación (famoso edificio negro),-pues antiguamente se elegía el destino a mano alzada y por turnos en el salón de actos, de forma casi familiar, pues la persona que anotaba los destinos nos conocía por los nombres a todos los profesores/as-, le dieron el IES donde yo estaba temporalmente como “dire”, y vino a mi casa con nuestra compañera de carrera y amiga Encarni, para decirnos que le habían dado ese centro, –recuerdo que estábamos comiendo Oliva y yo con los niños en la cocina–, estaba verdaderamente contenta, se le notaba en la cara y en como hablaba, esa energía que tenía.
 
Por su forma de ser siempre estaba encantada con todo y con todos. Fue un ángel para sus alumnos/as, la querían como a nadie. Hizo de todo en el centro, desde obras de teatro, salir de actividades con los niños y para colmo era la mejor profesora de matemáticas que he conocido, con ella los alumnos trabajaban y deseaban ir a su clase.
Siempre ayudó en todo ya todos/as, nunca se le vio una mala cara, ni se enfadaba y recuerdo que se lo pasaba estupendamente. Preparó una cafetera en la sala de profesores, con toda la intendencia, para que tod@s pudieran estar a gusto, siempre estaba ayudando a los demás.
Cuando dejamos ese instituto, de vez en cuando nos íbamos a comer algún sábado o domingo, las personas que trabajamos con ella y que hicimos una gran amistad, entre esas personas, estaba Raquel, Tere, Juan, Juanjo y yo.
 
Sofía siempre te recordaremos, con tu forma de ser y tu humanidad única, has hecho feliz a muchas personas. Te queremos.
 
Nota: Me falló el sistema, pero lo volveré a escribir las veces que haga falta.